Paseando por el Pasado: Los Pozos de Nieve

                La tendencia del ser humano a reencontrarse con la naturaleza a través de actividades como senderismo, escalada, montañismo, etc. no es algo nuevo; sin embargo, desde hace unos años se está intentando darle un valor añadido a este tipo de actividades: el cultural. Son muchos los pueblos que ponen en valor su patrimonio aprovechándose de un entorno atractivo que ya era conocido y explotado con anterioridad. Seguro que todos conocéis ejemplos como el “Camino de Santiago” o el “Camino del Cid”. Mi recomendación a todos los que os guste este tipo de turismo activo es que busquéis información del sitio al que vais, porque podéis adornar vuestra ruta con retazos de historia que la harán más rica e interesante; y si no encontrarais, no dudéis en poneros en contacto con el Ayuntamiento o la Oficina de Turismo.

                Pues bien este pasado fin de semana aproveché para realizar una ruta, que tenía la particularidad de pasar por una serie de antiguos “pozos de nieve”. Nuestro objetivo era llegar al Montcabrer  (Cocentaina) partiendo desde Agres. Es una ruta bastante agradable y, aunque tiene tramos complicados no son ni mucho menos imposibles. A mitad de camino, aproximadamente a unos ochenta minutos desde la salida, llegamos a una zona en la que encontramos tres de estas cavas o pozos de nieve (separadas entre sí por varios cientos de metros). Estas estructuras, de tamaño variable, superaban los 10 metros de profundidad con un diámetro que puede oscilar entre los 6 y los 20 metros. Su función, como su nombre indica, era la de almacenar agua en estado congelado. Pensad que estamos hablando de los siglos XVII-XIX, no había modo de mantener el hielo si no era en zonas de montaña. Evidentemente, estas construcciones atendían a una necesidad y a una demanda, la del hielo, que a su vez generaba una red comercial que comenzaba en el propietario del pozo, continuaba en el transportista (quien trasladaba la nieve de noche, en animales de carga), un distribuidor (ya en el núcleo urbano) y, por último, el cliente. El hielo se utilizaba con fines medicinales, refrescantes (bebidas), conservantes (comida), etc. y en poco tiempo pasó de ser un bien de lujo a un bien común. Tanto en la Comunidad Valenciana como en Castilla-la Mancha todavía podemos visitar gran parte de esta red de neveros, disfrutando de lo que se conoce como “arqueología industrial”. Por supuesto, con la invención de la refrigeración artificial este importante pero duro negocio se abandona, dejando de usar la mayoría de las cavas y reutilizando algunas como vertederos.

Aquí os dejo una imagen de la denominada «Cava de l’habitació»


Si queréis realizar esta ruta tenéis varios senderos homologados:

PR V 27 Si partís de Agres

PR V 37 Si partís de Cocentaina

Lo que ofrece el pueblo de Agres es muchísimo más, tanto que me daría para varias entradas… de modo que para más información no dudéis en contactar conmigo por correo: pinchosdearqueologia@gmail.com

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